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La Cometa mágica

La Princesa Pierina y el Príncipe Humberto dejaron durmiendo sus cobijas y se levantaron muy temprano, cómplices como siempre, salieron a hurtadillas del palacio, habían sacado de un cuento una cometa mágica y pretendían salir en ella a recorrer nuevos lugares. La habían escondido entre las ramas de un árbol de naranja muy frondoso, que se las había guardado pidiéndoles que al regresar le contaran su historia de viaje, los niños habían hecho la promesa de traer con ellos una historia maravillosa para contarle.

El príncipe y la princesa habían dejado guardadas sus coronas bajo la almohada, podrían perderlas mientras jugaban con la cometa, además sin coronas eran niños como los demás; la cometa era hermosa, brillaba con luces tornasol al contacto de la luz solar, olía a libertad y mar, a tierra y sueños, y les dijo con una dulce voz:”-los voy a llevar a una aventura increíble, haremos todo lo que su imaginación sea capaz de crear, no habrá límites para la magia-“.

Los niños aplaudieron muy contentos, y le dijeron a la cometa que debían buscar a sus amigos, ellos también irían de paseo, pero el príncipe Humberto preguntó”: ¿Cómo subiremos todos a la cometa? no hay suficiente espacio- “. Pero su amiga mágica le respondió”-no veas con los ojos del cuerpo mi pequeño, mira con los ojos de tu imaginación- “. Cuando se subieron a la cometa sus ropajes reales se convirtieron en vestuario de pilotos y vieron con sorpresa que comenzaban a elevarse. Pasaron por nubes que tenían ojos saltones, seguramente eran las nubes que veían mejor donde arrojar las gotas de lluvia, pasaron por nubes de colores que sabían a algodón de azúcar, los niños extendían sus manos para comer de ellas y la princesa Pierina dijo:”- que delicioso sabe esto-“.

Hicieron la primera parada para buscar a Mariana, Sebastián, Manuel y Victoria; los niños veían incrédulos el transporte en que los invitaban a subir, pero Pierina y Humberto los convencieron de que era muy divertido y seguro, y vieron con asombro que, en la medida en que todos subían a la cometa, esta se hacía más grande. Los niños estaban fascinados; Manuel comenzó a tocarla y la cometa dijo”-amiguito me haces cosquillas-“y él sonrió con su típica sonrisa pícara.

La siguiente parada recogió a Arianna y Johan Andrés, nuevamente la cometa se agrandó e hizo lugar para todos, luego fueron a buscar a Enrique, este quería llevarse el burrito que tenia de mascota pero su mamá no se lo permitió, la última parada recogía a Samanta y José Luis, que saltaban de gozo ante lo inusual del paseo. Mariana pidió que la llevaran a un gran jardín, así que la cometa los hizo a todos pequeñitos, tan pequeños como un punto de luz, y llegaron a un hermosos jardín, estaban maravillados de ver tan cerca los tallos de las flores, había muchos animales diminutos de compras en un mercado situado en la hoja de un girasol, más allá muchos autos congestionaban el tallo de una rosa, pues una espina había caído y obstruía el paso, también pudieron ver el momento en que cantaban el cumpleaños a un pequeño ciempiés debajo de un hongo.

Humberto dijo”-Yo quiero ir al espacio-“, entonces en un abrir y cerrar de ojos, todos tenían puesto su traje de astronautas , pudieron entrar a la escuela de las estrellas , aunque tuvieron que correr tras Sebastián que se había colgado de la cola de una estrella fugaz, y el príncipe Humberto
pensaba si era correcto llevarse o no el pedacito de luna que a escondidas había metido en su bolsillo ; Arianna cortó un trozo de cielo, oscuro pero con una hermosa estrella, Mariana sacudió una de las estrellitas pequeñas que conoció y se metió al bolsillo el polvo brillante que esta desprendió al sacudirla; José Luis recogió pequeños trozos de naves espaciales que recorrían el espacio y dijo”-No dejemos esta basura acá, si llenamos de basura el planeta, lo único que tendremos para vivir será el espacio-“.

La princesa Pierina dijo”- Yo quiero ser una princesa árabe-“, así que pasaron del espacio a un palacio en el desierto, con camellos e historias de ladrones y lámparas maravillosas; Johan Andrés frotaba todo lo que encontraba, a la espera de ver aparecer un genio, pero la cometa le dijo”-
pequeño, el más grande genio está dentro de ti, no busque afuera lo que solo tú puedes darte-“. Enrique subió a un camello, pero este, que no estaba acostumbrado a que lo montaran, salió corriendo rumbo al desierto, allá lo recogieron sus amigos, lleno de arena y riendo a carcajadas. Finalmente, Pierina pudo inscribir su nombre en las mil y una noche, garantizándose así, ser princesa por siempre.

Sebastián dijo que quería ir al fondo del mar, así que todos con sus tanques de oxígeno se encontraron bajo el agua; una gran mantarraya que transportaba peces más pequeños, todos sentados en sillas organizadas a su espalda, le gritó a la cometa:”-¿Oye, no ves que tienes el semáforo en rojo?, me toca pasar a mi- “, la mágica compañera de los niños se disculpó y esperó su turno. Mientras recorrían los corales, vieron nacer a un caballito de mar, observaron a algunas sirenas que con pequeñas redes atrapaban los minúsculos rayos de sol que llegaban al fondo del mar, luego hacían con ellos hermosos collares para adornar sus cuellos.

Mientras veían con asombro toda esta maravilla, Victoria volteó a su derecha y vio venir un gran tiburón, sus enormes colmillos y su aspecto feroz hicieron que la niña lanzara un fuerte grito muy asustada; todos se quedaron inmóviles pero la cometa saludó muy cortésmente al tiburón y le
ofreció disculpas por la reacción de Victoria. El tiburón les dijo:”-No se preocupe doña cometa, yo entiendo, pero a ustedes niños les digo que no juzguen a los demás por la apariencia, deben aprender a observar y a escuchar, no juzguen de antemano”. De pronto se dieron cuenta de que
Samanta no estaba con ellos, comenzaron a buscarla y la encontraron hablando con algunas ostras, se hizo tan amiga de ellas que le regalaron varias perlas, entretanto Sebastián, Manuel y José Luis perseguían peces de colores para quitarle sus rayas y colocárselas en la cara, los pececitos quedaban grises y tristes, y doña cometa les dijo:”- no deben dañar a otros para obtener lo que ustedes quieren, pídanle colores a los peces y ellos se los darán de buena gana-“, siendo así, tanto los pececitos como los niños se cubrieron de brillantes colores.

Luego de esto, la cometa pregunto “- ¿a dónde vamos ahora?-“ , Manuel dijo que quería conocer cascadas, Arianna que deseaba subir una montaña muy alta y Enrique estar en medio de una tormenta, por ello, se fueron a una montaña muy alta, llamada Salto Ángel, allí la pequeña Arianna comenzó a subir mientras sus amigos la alentaban desde lo alto, pero se cansó muy rápido y pidió subir a la cometa, sin embargo todos le dijeron:”-tú puedes Ari, no seas floja, no te rindas, veras lo bonito que es llegar a la cima-“, así que, aunque poco a poco, siguió subiendo y la cometa le dijo a los niños que estaban sobre ella:”- los felicito, los verdaderos amigos son los que te impulsan a lograr algo que quieres aunque te cueste, los verdaderos amigos no son los que te hacen todo más fácil-“.

Llegado el turno de Manuel, este se encontró de repente vestido para nadar, y viendo la hermosa caída de agua que tenía en frente se lanzó en un triple salto mortal, que no supo cuándo lo aprendió, y permaneció flotando en medio del agua mientras caía suavemente al piso; todos aplaudieron y lo recogieron del suelo, mágicamente volvía a estar vestido y seco. De pronto, el cielo se oscureció y hacía ruidos ensordecedores, era la tormenta de Enrique, este se puso de pie y se colgó de la cola del rayo que pasaba a su lado, era como si tratara de domar un potro salvaje, iba y venía con el fuerte viento que soplaba; Mariana comenzó a recoger grandes gotas de lluvia e hizo una guitarra con la que Humberto compuso una canción juntando los silbidos del viento.

Pasada la tormenta, llegaron a una tienda de juguetes, allí todos buscaron sus juguetes preferidos; Samanta tomaba té con varias muñecas, Enrique y Johan Andrés andaban a caballo, Arianna, Mariana y Pierina leían cuentos de princesas, Humberto Y Sebastián aprendían de los dinosaurios cómo fue que se extinguieron y Manuel y José Luis jugaban baseball y football.

Como ya era momento de regresar, la cometa los subió a su espalda para que cada uno volviera a su casa; iban felices pero nostálgicos y Pierina le dijo a su amiga mágica:”- fue maravilloso, pero ya no podremos volar ni visitar estos hermosos lugares hasta que tu vuelvas a llevarnos cometa
mágica.”. Y esta le contestó:”- Yo soy una simple cometa, como cualquier otra, la magia está en cada uno de ustedes-“.

Escrito por:
Jenny Contreras

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